sábado, 6 de febrero de 2010


Sabeis, la gente es incapaz de detectar la mentira, somos por naturaleza ingenuos, creemos y confiamos en nuestros seres queridos, amigos e incluso, en muchas ocasiones, en desconocidos.
Y sí yo admito que lo soy, me entrego y confio demasiado en la gente que menos me corresponde. En ocasiones, produce buenos resultados, las personas agradecen tu confianza, pero siempre puede caer en manos de alguien demasiado listo, si se puede decir asi, en manos de alguien que no tendrá ningún remordimiento en acabar con la sonrisa que desde siempre te ha pertenecido, en derrumbar torres de teorias y pensamientos que desde un principio fueron fundamentales para tí. Y la pregunta es ¿podemos confiar en la gente?. Supongo que eso nunca se sabrá, aunque si es cierto que tenemos esa necesidad implacable de tener alguien al lado, en cada momento de tu vida, a quien poder contarle qué te ha pasado hoy, cuáles son tus preocupaciones...
Supongo que la posibilidad de que caiga en manos de ese listillo, siempre estará ahí, quizá siempre halla que dejar un pequeño espacio para la confianza y un gran espacio para la duda.

jueves, 4 de febrero de 2010


¿Sabe lo que no es normal? ¿Usted quiere que le diga lo que no es normal? No es normal pensar que hacer el amor es pecado, eso no es normal. No es normal pensar que Dios no quiere a las lesbianas y a los homosexuales, no es normal. No es normal que la Iglesia oculte abusos de niños, ni que los sacerdotes no se puedan casar. No es normal la riqueza del Vaticano, ni los anillos, ni el oro, ni...ni...ni el dinero tirado en campañas de publicidad mientras 30 millones de personas se contagian de sida en África por no usar preservativos. Señores, Dios, Dios nos hizo con dos brazos, con dos piernas y también nos hizo con la capacidad de amar, de querernos, de tocarnos, de...de...sentir con...con la yema de los dedos y eso señores no puede ser pecado.
Amar no es fácil, y ustedes se empeñan en hacerlo más difícil y enrevesado, como si no nos bastáramos nosotros mismos, como si no se bastara la propia humanidad para complicarlo todo. Señores, porque amar, amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, entender que vas a sufrir, que vas a llorar, y es entender que las cosas son muy distintas al sacramento del matrimonio. O sea, hoy, hoy te casas ¿y vives feliz para toda la vida? Falso, señores, falso, por muchos siglos que puedan seguir ustedes proclamándolo. ¿Saben qué creo? Creo que ustedes no saben qué es el amor, porque si algo he aprendido estos años es que si apretar un cuerpo hasta convertirse en uno, si eso es pecado, señores, soy, soy un pecador, porque el único Dios en el que creo, es el amor, ¿entienden? El amor.

martes, 2 de febrero de 2010

Cada uno de nosotros necesitamos caras arrugadas que nos enseñen a comprender esta vida, y a encontrar nuestro papel en ella.
A día de hoy, los que tenemos tiempo para pararnos a pensar, reflexionamos sobre bastantes temas, pero hay uno que quiero destacar, el futuro. Nos pasamos la vida pensando en ello, planeándolo. Creemos que si sabemos como será nos amortiguará el golpe de caída, pero el futuro no está definido, cambia constantemente con cada una de las decisiones que tomamos. Allí habitan nuestros miedos, y nuestras esperanzas. Pero sé de algo que estoy totalmente segura; y es que cuando por fin se revela, el futuro nunca es como lo imaginábamos.